Nueva ley de accesibilidad digital: las empresas ante una transformación obligatoria e inaplazable

La accesibilidad no puede entenderse como una simple herramienta de inclusión, sino como una palanca para el desarrollo económico sostenible, equitativo y respetuoso con los derechos de todos los ciudadanos.
Joven Teconolgía emprendedor Imagen Ibeconomia

Ha entrado oficialmente en vigor la nueva Ley de Accesibilidad Digital, un cambio normativo que afecta de forma directa a empresas públicas y privadas que ofrezcan productos y servicios digitales. La nueva legislación obliga a garantizar que cualquier interfaz digital sea accesible para todas las personas, independientemente de su edad o capacidades, marcando un antes y un después en la forma en que concebimos el diseño, la navegación y la interacción digital.

Esta norma se alinea con las directrices europeas establecidas por el Acta Europea de Accesibilidad (European Accessibility Act) y tiene como objetivo reducir la brecha digital, fomentar la inclusión y garantizar que ningún ciudadano quede excluido de la transformación tecnológica que vivimos. En la práctica, esto implica que cualquier web, app, plataforma de comercio electrónico o servicio digital debe cumplir una serie de criterios técnicos de accesibilidad como contraste visual, compatibilidad con lectores de pantalla, navegación intuitiva o uso mediante comandos de voz, entre otros.

¿Un nuevo coste o una oportunidad estratégica?

Lejos de tratarse de una simple adaptación técnica o un “requisito más”, la normativa representa una oportunidad real para que las empresas ganen en competitividad, reputación y alcance. Cumplir con la nueva ley no solo evitará sanciones –que pueden oscilar entre los 300 y los 100.000 euros dependiendo de la gravedad–, sino que puede convertirse en un factor diferenciador de marca. Apostar por la accesibilidad es, también, apostar por un mercado más amplio y fiel: personas mayores, con discapacidades sensoriales, cognitivas o motrices, y también usuarios con menor experiencia tecnológica, cada vez más presentes en el entorno digital.

Desde el ámbito empresarial, firmas como Bleta, una startup española especializada en tecnología inclusiva, llevan años trabajando en esta dirección. “Diseñar con accesibilidad no es una opción, es una necesidad”, afirma Isabel García, CEO de Bleta. Su empresa ha desarrollado soluciones que integran estética, funcionalidad y facilidad de uso para todos los públicos, sin esperar a la obligatoriedad de la ley.

La brecha digital, un desafío aún vigente

Los últimos datos del Informe Sociedad Digital en España 2023 elaborado por Fundación Telefónica evidencian una realidad preocupante: solo el 47% de las personas mayores de 65 años utiliza aplicaciones móviles de forma autónoma, y un porcentaje similar reconoce sentir estrés al enfrentarse a entornos digitales. Este fenómeno no solo limita el acceso a la información y los servicios, sino que también perpetúa desigualdades sociales y económicas.

En este contexto, la accesibilidad no puede entenderse como una simple herramienta de inclusión, sino como una palanca para el desarrollo económico sostenible, equitativo y respetuoso con los derechos de todos los ciudadanos.

Prepararse para cumplir (y para destacar)

A corto plazo, las empresas deben revisar en profundidad sus plataformas digitales para garantizar que cumplen los criterios de accesibilidad establecidos por la normativa (WCAG 2.1 como estándar técnico de referencia). Esto implica revisar diseño visual, estructuras de navegación, uso de subtítulos y descripciones alternativas, compatibilidad con tecnologías de asistencia, y asegurar una experiencia fluida para usuarios con todo tipo de perfiles.

Desde Ibeconomia.com recomendamos a las pymes y autónomos apoyarse en consultoras digitales, formarse en accesibilidad y, sobre todo, integrar estos principios desde la fase de diseño. No se trata solo de cumplir, sino de construir experiencias digitales universales.

Como bien resume Gerard Pinar, COO de Bleta: “La accesibilidad no es solo cumplimiento normativo. Es una forma de entender el diseño como herramienta de empoderamiento y conexión con las personas”.

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