Atendiendo bien a las dos palabras que forman el concepto, es fácil detectar estos perfiles. Nómada hace referencia a no poseer una residencia fija y desplazarse para atender a compromisos laborales que se ajustan a necesidades climáticas o estacionales. Y el término digital pone el foco en la posibilidad de trabajar haciendo uso de técnicas de telecomunicación e informática.
Las personas que deciden seguir este estilo de vida, muchos de ellos jóvenes que se dedican al asesoramiento financiero y las inversiones, el marketing digital, la creación de contenidos, la traducción, el desarrollo web o el diseño gráfico, lo hacen atraídos por los alicientes que supone viajar con cierta frecuencia y descubrir nuevos territorio. Sin embargo, junto a las ventajas que conlleva ser parte de este colectivo, también hay otros aspectos que podemos calificar como contras.
¿Es una tendencia laboral que tiene futuro o una moda pasajera?
La duda que mucha gente se plantea es si trabajar desde cualquier lugar, únicamente disponiendo de conexión a internet y suficientes servicios que garanticen una buena habitabilidad y suficiente calidad de vida, es algo pasajero o un estilo de vida que se va a hacer cada vez más popular.
Y lo cierto es que desde hace unos años, especialmente tras la pandemia, los nómadas digitales se han multiplicado. El Covid – 19 hizo a muchas empresas y a muchas instituciones avanzar en fenómenos como el teletrabajo y esto ha impulsado que la gente decida conocer otros territorios mientras trabaja para cualquier empresa de manera remota.
A esto hay que sumar los planes que están ejecutando muchas ciudades y territorios para atraer a los nómadas digitales. Por lo general, estas personas son trabajadores muy formados, con un elevado nivel de vida y que tienen un alto nivel adquisitivo.
Esto lleva a países en vías de desarrollo a proponer condiciones muy tentadoras para atraer ese talento y hacer crecer su economía. En los países desarrollados también ocurre este fenómeno. En España, por ejemplo, Málaga se consolida como un destino muy popular para esta actividad.
La consultora Savills publica cada año su estudio “Executive Nomad” donde examina las ciudades que generan más alicientes para los nómadas digitales. Y por segundo año la capital de la Costa del Sol se sitúa en tercera posición del ranking. Solo la superan Dubái y Abu Dabi, ambas en Emiratos Árabes Unidos.
Tras Málaga aparecen Miami y Lisboa. Y en sexta y séptima posición están Barcelona y Palma de Mallorca. Savills analiza parámetros como la velocidad de internet, la conexión aérea, el clima, la calidad de vida y el alquiler de viviendas de lujo.
Ventajas y desventajas de vivir como nómada digital
Si es una moda pasajera o un estilo de vida que va a mantenerse en las próximas décadas está por ver. Habrá que estudiar con detenimiento si los pros superan a los contras, es decir, si los aspectos positivos merecen más la pena que algunos factores negativos, que también los hay.
No es nada sorprendente que ciudades como Málaga, Barcelona o Palma de Mallorca en España sean las más populares para adentrarse en este ámbito. Todas ellas (incluso Palma de Mallorca) ofrecen buena conectividad con otras grandes capitales, ofrecen un clima benigno y son ciudades seguras con una alta calidad de vida.
Además, a nivel individual, trabajar sin una residencia fija invita a tener más libertad y flexibilidad para explorar otros territorios y estilos de vida. Y a menudo, esta autonomía es sinónimo de confort y menos estrés.
Sin embargo, hasta la luna tiene una cara oculta, y los nómadas digitales encuentran a menudo problemas para encontrar alquileres temporales. La llegada a las ciudades de muchos profesionales que mantienen este estilo de vida se traduce en un encarecimiento del acceso a la vivienda, lo que afecta a los propios nómadas digitales y a los ciudadanos locales.
Para los primeros, una solución óptima es la que ofrecen desde Spotahome, que cuenta con servicios de alquiler por meses en las principales capitales de Europa. Actualmente cuentan con más de 180.000 inquilinos y más de 110.000 propiedades en más de 800 ciudades.
La plataforma agilita el proceso de alquiler de una vivienda facilitando todos los trámites, sin necesidad de tener que desplazarse a la ciudad y con tarifas más competitivas que las que activan las agencias inmobiliarias. Y todo ello de manera online, cumpliendo así con la máxima del estilo de vida digital.
Por todo ello, la conclusión es que adentrarse en esta filosofía de vida, aunque sea por unos años, es un modo excelente para vivir experiencias diferentes. Y aunque no todo es color de rosa (problemas para encontrar residencia temporal, ajustes fiscales, limitaciones con los idiomas), los pros superan a los inconvenientes.
Autor: Cristina Bestard redactora Ibeconomia.com
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