La Ley de la Segunda Oportunidad es una normativa vigente en España desde el año 2015 que ha permitido a muchas personas físicas, particulares y autónomos enfrentar la insolvencia de una manera más justa y esperanzadora. Su objetivo es claro: dar a los deudores la oportunidad de renegociar o cancelar sus deudas, ya sea total o parcialmente, y evitar que pierdan su patrimonio actual y futuro. Sin embargo, para acogerse a esta ley, es fundamental cumplir con una serie de requisitos, como actuar de buena fe, no tener antecedentes penales por delitos económicos, no haberse beneficiado de esta ley en la última década y poseer deudas inferiores a 5 millones de euros.
El proceso de la Ley de la Segunda Oportunidad se divide en dos fases: una extrajudicial y otra judicial. En la primera fase, el deudor debe solicitar la mediación de un profesional que lo ayude a negociar un plan de pago con sus acreedores que sea viable en función de su situación económica. Si se llega a un acuerdo, el proceso concluye y el deudor debe cumplir con el plan acordado. Sin embargo, si no se logra un consenso, se procede a la segunda fase, en la que el deudor debe presentar una solicitud de concurso de acreedores ante el juzgado competente. En esta etapa, el juez tiene la facultad de liberar al deudor del pago total o parcial de sus deudas, siempre que este haya liquidado su patrimonio o aceptado un plan de pagos para abonar la parte no exonerada.
Esta ley ha brindado esperanza a miles de personas en España que se encontraban atrapadas en una espiral de deudas abrumadoras. Algunos casos ejemplares ilustran la efectividad de esta legislación: Un matrimonio con dos hijos que debía más de 300,000 euros por una hipoteca y varios préstamos personales logró cancelar el 100% de sus deudas gracias a la Ley de Segunda Oportunidad. El juez consideró que habían actuado de buena fe y que no tenían patrimonio que liquidar, una madre soltera con una hija a su cargo y deudas superiores a 40,000 euros por préstamos personales y tarjetas de crédito consiguió cancelar el 70% de sus deudas. El juez le concedió la exoneración parcial al verificar que había liquidado su patrimonio y aceptado un plan de pagos para el 30% restante o un autónomo con deudas superiores a 200,000 euros por créditos bancarios y deudas con Hacienda y la Seguridad Social logró cancelar el 90% de sus deudas. El juez otorgó la exoneración parcial al comprobar que había liquidado su patrimonio y aceptado un plan de pagos.
En un caso reciente, el Juzgado Mercantil número 4 de Palma de Mallorca emitió un veredicto relevante al perdonar una deuda significativa de 96,439 euros a un matrimonio residente en Ciutadella de Menorca. Este acto judicial benefició a dos individuos, cuyas deudas se redujeron considerablemente.
El origen de este caso se remonta al inicio de la pandemia de COVID-19, cuando la pareja gozaba de estabilidad económica. No obstante, la crisis afectó sus ingresos, y retrasos en los pagos de su ERTE los llevaron a una situación financiera insostenible. Ante la falta de recursos, recurrieron a préstamos con tasas de interés excesivas. Posteriormente, optaron por pagar solo los préstamos vinculados al vehículo y dejar de abonar las cantidades pendientes de los créditos rápidos.
La reforma de la Ley de la Segunda Oportunidad en febrero de ese año les permitió buscar ayuda legal y encontrar a Marta Bergadà y su equipo de Bergadà Asociados. Después de un proceso legal, el juez exoneró a la pareja de sus deudas, brindándoles un respiro que les permitió reconstruir sus vidas y encontrar empleos estables.
La historia de este matrimonio es un ejemplo de cómo la Ley de la Segunda Oportunidad puede ofrecer un nuevo comienzo a personas que, debido a circunstancias imprevistas, se encuentran atrapadas en un ciclo de deudas abrumadoras. Esta ley proporciona una esperanza real para quienes enfrentan dificultades financieras, siempre y cuando actúen de buena fe y cumplan con los requisitos establecidos. Como señaló Marta Bergadà, esta ley es un recordatorio de que, incluso en tiempos de crisis, existe la posibilidad de mirar al futuro con optimismo.