In memoriam: Toni Rullán Hilger, Fundador de la Distribuidora Rullan Navarro: el legado de un hombre bueno

Toni Rullán Hilger fue mucho más que un empresario ejemplar. Fundador de la distribuidora Rullán Navarro, su verdadera grandeza residía en la humanidad con la que vivía, trabajaba y cuidaba de los suyos. Desde el esfuerzo y la discreción, levantó no solo una empresa referente en Mallorca, sino también una familia unida y unos valores que hoy siguen vivos en quienes lo conocieron. Este homenaje es un tributo personal y profesional a su legado.
Toni y Silvina Rullán

No es frecuente que redacte un editorial al igual que no es frecuente que los lazos de familia política se vivan con tanta naturalidad, afecto y sentido de pertenencia. Pero en mi caso, no tengo ninguna duda: la familia de Toni Rullán Hilger es también mi familia.

El vínculo que me une a él es el de cuñado de su hija. Sin embargo, con el paso del tiempo y los momentos compartidos, ese papel ha quedado muy atrás. Especialmente con Silvi, su hija, con quien he compartido ya tantas vivencias personales que han forjado una relación sincera y profunda.

Aunque con Toni apenas pude intercambiar momentos —pues su enfermedad ya se manifestaba cuando lo conocí—, bastaba con observar a Silvi y al resto de su familia para comprender el tipo de persona que fue.

Cuando un hombre educa bien a sus hijos, cuando siembra valores sólidos y deja una huella duradera en quienes le rodean, su presencia trasciende el tiempo. Toni Rullán Hilger permanece hoy en cada gesto noble de su familia: en su calidez, en su generosidad, en su manera de estar en el mundo. Porque ellos —su esposa, sus hijos, su gente cercana— son reflejo directo de su legado.

Por eso, desde el respeto y el cariño más sinceros, quiero rendir homenaje no solo a un gran empresario mallorquín, sino al hombre que construyó algo aún más valioso: una vida con propósito, una familia unida y una empresa nacida del esfuerzo, la constancia y el compromiso.

Toni y Silvina Navarro
Toni Rullán Hilger junto a su esposa Silvina Navarro

Una historia tejida con trabajo y valores

Toni Rullán Hilger nació en Sóller en 1941, en una Mallorca todavía rural, dentro de una familia humilde y trabajadora. Su padre, mallorquín, cultivaba naranjos; su madre, luxemburguesa, trabajaba en la recepción de un hotel. Desde muy joven entendió que el esfuerzo era el único camino para salir adelante. A los 19 años emigró a Suiza, donde pasó casi una década. Allí trabajó como traductor en una fábrica, compartiendo jornada con trabajadores suizos y españoles, y adquirió una visión del mundo que lo acompañaría siempre.

A su regreso a Mallorca, ya dominando el francés y el alemán, emprendió su propio camino. Primero en la hostelería —montando un bar y trabajando en la recepción de hoteles—, y luego adentrándose poco a poco en el mundo de la distribución de vinos y licores. Fue un proceso largo, pero constante, en el que nunca caminó solo.

Su compañera de vida, una mujer navarra que encontró en la isla su hogar, fue su aliada en cada paso. Discreta, firme, siempre a su lado, compartió los días buenos y los difíciles, ayudó a levantar un hogar en Palma y, junto a Toni, crió a sus dos hijos: Toni y Silvina.

Familia Rullán Navarro

Un empresario con alma

La empresa Rullán Navarro fue creciendo con el tiempo hasta consolidarse como una de las distribuidoras más reconocidas de Mallorca. A Toni no le gustaban los grandes discursos ni la ostentación. Le apasionaba madrugar, cumplir con los clientes, revisar cuentas a mano, tratar con bodegas y rodearse de personas honestas. Su fórmula era simple: producto de calidad, servicio impecable y equipo comprometido. Con esos pilares, construyó una empresa sólida, respetada y querida.

Pero su mayor orgullo fue ver cómo sus hijos se implicaban en el negocio. Toni, liderando la logística; Silvina, al frente del área comercial y gerencial. Verlos crecer como profesionales, pero sobre todo como personas íntegras, fue para él la mayor de las recompensas. Sabía que, con ellos al timón y los valores bien sembrados, su legado estaba en buenas manos.

Toni fue siempre un hombre cercano, humilde y profundamente humano. Nunca se sintió por encima de nadie. Al contrario, trataba a los empleados como parte de su familia, valoraba la lealtad, premiaba el esfuerzo, y defendía con convicción que empresarios y trabajadores son aliados, no adversarios. Solía decir:

“Un empresario educado como Dios manda se dará cuenta de que no es más que cualquier otro trabajador aplicado de la empresa”.

Más allá de la empresa

Quienes lo conocieron saben que Toni Rullán no buscaba protagonismo, pero dejaba huella. Sabía armonizar crecimiento con principios, modernidad con raíces, rentabilidad con humanidad. Supo levantar una empresa, sí, pero sobre todo supo construir una vida digna, una familia sólida y un entorno de trabajo donde reinaban el respeto, la honestidad y el afecto.

Hoy, su ausencia se siente. Pero también su presencia permanece. En cada cliente satisfecho, en cada trabajador que empezó descargando cajas y acabó como jefe de almacén, en cada conversación sencilla en la que dejaba una enseñanza. Toni sigue vivo en los actos cotidianos de aquellos que lo recuerdan con cariño y admiración.

Desde Ibeconomia, queremos despedir a un referente. A un empresario ejemplar, pero sobre todo a un hombre bueno, sabio, generoso y discreto.

Gracias, Toni, por mostrarnos que se puede hacer empresa sin perder la humanidad y que se puede dejar huella sin hacer ruido.

Descansa en paz.

Quien es Silvina Rullán Navarro

Quien es Toni Rullán Hilger, Fundador de la Distribuidora Rullan Navarro:

Distribuidora Rullan Navarro Vinos Mallorca Empresas Empresarios


 

Antoni Moreno Arbona. Editor del Ibeconomia.com

Antoni Moreno Arbona. Editor

 

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