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Si eres aficionado/a al golf e incluso eres una persona que lo practica o lo ha practicado en algún momento de su vida, ya sea como hobby o como deportista profesional o amateur, seguramente el título de este post no te parezca nada extraño.
Es habitual ver a los/as golfistas seguir unos pasos muy marcados antes de hacer un golpe. Es más, si es un deporte que has practicado o practicas con entrenador/a seguramente en algún momento de tu aprendizaje hayas trabajado este paso previo al golpeo. Esto es lo que se conoce como rutina y sirve para preparar el golpe.
La fase pre-golpeo mencionada se suele utilizar para mirar la distancia, los obstáculos, elegir el palo, hacer un swing de prácticas, etc. Si nos paramos a observar estas rutinas en diferentes golfistas, ya sean profesionales o no, podemos ver que tienen varios aspectos en común, pero también tienen diferencias entre sí. Es más, puede haber diferencias entre diferentes golpes de un/a mismo/a golfista. Las partes más habituales son las que he comentado anteriormente: medir distancia, elegir palo, swing, etc, mientras que la diferencia radica en los tiempos que se dedica a cada fase, el número de swings de prácticas, etc.
Puede que muchos de vosotros/as penséis que estas rutinas son exclusivas del golf o de deportes menos dinámicos, ya que podéis pensar que una rutina siempre requiere un tiempo para ser ejecutada (lo cual es un pensamiento erróneo). Siguiendo en esta línea, me gustaría decir que se pueden aplicar rutinas en cualquier deporte y en cualquier situación, lo importante es adaptarlas a esta y a el/la deportista.
Desde la perspectiva psicológica, unas rutinas bien elegidas, trabajadas y en el momento oportuno tienen muchos beneficios para nuestro rendimiento, algunos de los cuales son:
- Benefician nuestra atención y concentración.
- Permiten controlar nuestro auto diálogo.
- Tienen beneficios sobre el nivel de activación.
- Ayudan a gestionar los pensamientos y emociones.
Ahora bien, para que esto suceda hay que analizar bien la situación y trabajar con una buena rutina que se adapte a nosotros/as en el momento justo. Esta rutina debe trabajarse para lograr adquirirla y que funcione en los momentos más críticos, ya que si no se trabaja, cuando realmente necesitemos sus beneficios, no va a funcionar. Esto no se deberá a su falta de eficiencia, sino porque modificaremos algo de la rutina o bien no nos acordaremos de realizarla tal y como debe de ser. De este modo, las cosas posteriores a esta modificación no serán las adecuadas.
Para que esta rutina sea útil hay que controlar su automatización (por esto es importante que siempre sea igual), el número de swings que se va a realizar, cómo van a ser estos swings de prácticas, los tiempos que hay que dedicar a cada fase de la rutina para que esta sea beneficiosa, etc. El trabajo de esta rutina desde la perspectiva psicológica en el golf la dividimos en dos fases y en cada fase hay que trabajar diferentes cosas y controlar ciertos tiempos.
Para finalizar, hay que decir que estas rutinas que nos intentan incorporar desde pequeños nuestros entrenadores/as son muy útiles, pero hay que darles la importancia que tienen y trabajarlas bien. Me he encontrado con personas que realizan esta rutina porque sí, porque un día el/la entrenador/a lo dijo. Otros/as no saben cómo invertir el tiempo de esta rutina, qué estímulos hay que tener en cuenta, etc. La rutina mal trabajada o ejecutarla porque sí pierde toda su utilidad y beneficios psicológicos.
A modo de conclusión, es importante analizar la situación pre-golpeo para ver nuestras debilidades en esta situación que después alteran el rendimiento del golpeo. También es importante buscar la rutina eficaz que me aporte todos los beneficios psicológicos y, con estos, la mejora del rendimiento. Una vez la hemos encontrado, es importante trabajarla.
Marc Sansó Bauzà